Milagros y sanidades

milagros y sanidades

Una disculpa por no haber publicado muchos testimonios de lo que Dios obra continuamente en la iglesia, quiero reiniciar y testificar algunas obras de Dios recientes:

Mi mamá pasó por un largo y difícil proceso de quimioterapias y radio terapias, debido a un cáncer maligno en un seno, que le tuvieron que remover. Largos meses en los que vimos la mano de Dios, pues contrario a los pronósticos médicos, de que mi mamá sufriría una debilidad general, nauseas, vómitos, falta de apetito, caída del cabello, baja de peso y otros efectos derivados del tratamiento. Mi mamá perdió el cabello, pero no perdió el apetito, comía bien y con gusto, no se presentaron nauseas ni vómitos. Ella es muy delgada y temíamos que al bajar de peso no soportara el tratamiento, pero Dios en su bondad, nos permitió ver su mano poderosa, sosteniendo a mi mamá y ver cómo se recuperaba, sorprendiendo a los médicos y testificando a otros enfermos sobre la obra de Dios, dando como fruto que varias personas abrieran su corazón y entregaran sus vidas a Cristo. Dios consoló a muchos, con el gozo y paz que mi mamá irradiaba. El proceso unió a la familia, nos hizo madurar y mis padres y yo nos dispusimos a servir a Dios de todo corazón, lo cual hacemos con mucho amor y gratitud a nuestro amado Señor. Mi mamá ahora, tiene un hermoso cabello, se encuentra sana y fuerte, y por todos lados testifica sobre la bondad de Dios ¡Aleluya!.

Hace unos meses yo detecté en uno de mis senos una pequeña bolita que me causaba molestias, con los antecedentes de mi mamá, vino temor a mi corazón. El tiempo pasó y la bolita creció, así como las molestias. Yo no quise decirlo a mis padres, por no mortificarlos e iniciar de nuevo ese largo camino que transitamos con mi mamá. Yo estuve orando, derramando mi corazón a Dios y expresándole mi confianza, confesando lo que la Biblia dice, que por su llaga fuimos nosotros curados. pasaron los meses, y al parecer no había respuesta, pero yo perseveré confesando mi sanidad. En un servicio de la iglesia, Dios mostró que iba a sanar a todos los enfermos, el pastor mencionó que los que estuvieran enfermos y lo creyeran se pusieran en pie, yo no lo hice, para que mis papás no se preocuparan al verme de pie, pero dentro de mí yo confesé mi sanidad y tuve la certeza de que Dios me había sanado. Las molestias cesaron y cuando me revisé esa noche, aquel tumor había desaparecido. ¡Gloria al Señor! Me di cuenta que creer es algo sencillo cuando sabes que Dios no puede mentir, que su Palabra es verdadera y Él es fiel y nos ama. Ya pasaron algunos meses y sigo muy bien, por eso lo testifico glorificando a Dios, para animar a quien esté sufriendo, a creer y esperar en Dios, pues para el que cree, todo es posible. ¡Aleluya!

Me llamo Gabriela y mi mamá Irma, somos testimonios vivos de que Dios obra en diferentes maneras, pero siempre cumple sus promesas. 

 

 
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