TESTIMONIOS
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Testimonio Accidente
Por tres años nuestros hermanos Perea, Daniel y Socorro, han discipulado a un grupo de personas, haciendo reuniones en su casa, en Lomas de Cocoyoc, Morelos, los jueves y viernes cada semana. Nuestros hermanos Perea han trabajado por muchos años en el ministerio con gran amor por el Señor, evangelizando y discipulando a mucha gente.
Hace cuatro años encontraron la página de la iglesia Adullam y su hijo Daniel bajó, imprimió y les proporcionó los estudios de la Sana Doctrina. los últimos tres años la han enseñado al grupo de hermanos que se reúnen en su casa. Entender la verdad ilumina y poco a poco Dios obró, de modo que hicieron contacto conmigo por medio de la página, y el año 2012 les visité por primera vez, en el 2013 los visite nuevamente por dos semanas jueves y viernes; este 2014 nuevamente Dios nos concedió visitarlos. Lo especial era que había cinco hermanos que querían bautizarse, sobre todo porque los domingos no había reuniones y cada familia se había integrado a alguna iglesia cercana a sus casas. este evento fue histórico, por el testimonio que Dios puso en sus corazones. Les lancé el reto, de reunirse los domingos, lo que implicaba cambiar sus rutinas, dejar sus lugares, emprender la aventura de iniciar una iglesia, dejando la comodidad de lugares funcionando, por el arduo trabajo de picar piedra, con todas las carencias de una obra que empieza. El domingo 14 de abril se efectuó la primera reunión y la presencia de Dios fue gloriosa. Daniel hijo ministró y el gran paso se dio. ¡Gloria a Dios!El sábado 13, mi esposa y yo salimos muy felices y tomamos la autopista para regresar a México, el tráfico era intenso, pero llevábamos buen paso, después de Tepoztlán, alcanzamos a una decena de carros, al frente iba un autobús de pasajeros, en un tramo con suficiente visibilidad, una camioneta delante de mí se abrió para rebasar y yo la seguí, fuimos cruzando carros y acercándonos a una curva, de pronto apareció un camión remolcando dos salchichas, la camioneta delante de mí, se metió forzadamente atrás del autobús, los carros iban tan pegados que no había espacio para que yo hiciera lo mismo, si lo intentaba, podría rebotar en alguno y chocar de frente con el camión, en fracción de segundos tuve que decidir, del lado izquierdo estaba el voladero, así que aceleré a fondo e intenté ganar al autobús, nadie frenó, mi costado golpeó al trailer que venía, el impacto fue muy fuerte, la camioneta rebotó y con la parte posterior derecha golpeó al autobús, provocando que girara a la derecha y chocara contra el cerro, por el impulso la camioneta giró y golpeó contra el cerro por todo el costado izquierdo provocando que los vidrios se rompieran y nuestras cosas volaran hacia el cerro, el frente de la camioneta giró, pero la llanta izquierda trasera estaba horizontal, de modo que se inclinó deteniéndose como a 280 grados, y el autobús se detuvo como a un metro de la camioneta, por las fotos vimos que el vidrio de mi ventana estaba intacto, las bolsas de aire no se abrieron, mi esposa estaba orando en lenguas. el tanque de gasolina se abrió, el combustible goteaba. pronto llegó la ambulancia, nos llevaron a Cuernavaca a un hospital, nos sacaron radiografías y ultrasonidos, llegó el gestor del seguro y pidió mi declaración, llegaron mis hijos Edna y Zab; Edna se fue con el gestor para ver a los afectados y llegó el perito de la policía federal, también le firmé una declaración, el oficial fue muy gentil y me tranquilizó con respecto a los daños a la autopista.Cuando regresó Edna nos platicó que al principio los federales estaban presionando mucho, ella iba orando en lenguas y tomo dominio sobre sus mentes sometiéndolos a la obediencia de Cristo, se puso de acuerdo con el del trailer con respecto a la grúa de arrastre de su tractor y las salchichas, pagó una parte, después regresó con la policía, y le dijeron que si todo se había arreglado, no me iban a consignar al MP, que podía ir por nosotros al hospital, todo estaba resuelto, sin multas ni cargos. mi ultrasonido, aunque no detectó problemas por el accidente, detectó un tumor en el riñón izquierdo de 28.4 mm y arenas en ambos riñones, algo que no sabía, pero que ahora podemos orar por ello. Mis hijos Noemí y Eliseo nos hablaron, estaban orando y al pendiente. Justo en el momento del accidente, el hermano Miguel Pérez se encontraba en una reunión en una iglesia de Morelia, cuando Dios le dijo que orara por nosotros y hablara con Zab, quien le platicó que nos habíamos accidentado en la carretera, pero que no sabía la gravedad, que Edna estaba en eso y que ambos saldrían para localizarnos y le informarían, el hermano estaba dispuesto a ir a Cuernavaca para vernos, pero no fue necesario. Dios le avisó para que orara por nosotros. ¡Gloria a Dios!Regresamos a casa muy agradecidos, habíamos visto la mano de Dios en todo. Edna tomó fotos de la camioneta después del arrastre y pongo unas para que puedan apreciar la mano de Dios, que nos permite seguir acá con el único motivo de servirle y acabar nuestra carrera con gozo. El domingo siguiente tuvimos la Cena del Señor en la iglesia y pude predicar y testificar de la bondad de nuestro amado Señor. Hay cosas que resolver, pero estamos aún aquí, gozosos y dispuestos, agradecidos y comprometidos con el dueño de nuestras vidas. ¡Aleluya!...
Hace cuatro años encontraron la página de la iglesia Adullam y su hijo Daniel bajó, imprimió y les proporcionó los estudios de la Sana Doctrina. los últimos tres años la han enseñado al grupo de hermanos que se reúnen en su casa. Entender la verdad ilumina y poco a poco Dios obró, de modo que hicieron contacto conmigo por medio de la página, y el año 2012 les visité por primera vez, en el 2013 los visite nuevamente por dos semanas jueves y viernes; este 2014 nuevamente Dios nos concedió visitarlos. Lo especial era que había cinco hermanos que querían bautizarse, sobre todo porque los domingos no había reuniones y cada familia se había integrado a alguna iglesia cercana a sus casas. este evento fue histórico, por el testimonio que Dios puso en sus corazones. Les lancé el reto, de reunirse los domingos, lo que implicaba cambiar sus rutinas, dejar sus lugares, emprender la aventura de iniciar una iglesia, dejando la comodidad de lugares funcionando, por el arduo trabajo de picar piedra, con todas las carencias de una obra que empieza. El domingo 14 de abril se efectuó la primera reunión y la presencia de Dios fue gloriosa. Daniel hijo ministró y el gran paso se dio. ¡Gloria a Dios!El sábado 13, mi esposa y yo salimos muy felices y tomamos la autopista para regresar a México, el tráfico era intenso, pero llevábamos buen paso, después de Tepoztlán, alcanzamos a una decena de carros, al frente iba un autobús de pasajeros, en un tramo con suficiente visibilidad, una camioneta delante de mí se abrió para rebasar y yo la seguí, fuimos cruzando carros y acercándonos a una curva, de pronto apareció un camión remolcando dos salchichas, la camioneta delante de mí, se metió forzadamente atrás del autobús, los carros iban tan pegados que no había espacio para que yo hiciera lo mismo, si lo intentaba, podría rebotar en alguno y chocar de frente con el camión, en fracción de segundos tuve que decidir, del lado izquierdo estaba el voladero, así que aceleré a fondo e intenté ganar al autobús, nadie frenó, mi costado golpeó al trailer que venía, el impacto fue muy fuerte, la camioneta rebotó y con la parte posterior derecha golpeó al autobús, provocando que girara a la derecha y chocara contra el cerro, por el impulso la camioneta giró y golpeó contra el cerro por todo el costado izquierdo provocando que los vidrios se rompieran y nuestras cosas volaran hacia el cerro, el frente de la camioneta giró, pero la llanta izquierda trasera estaba horizontal, de modo que se inclinó deteniéndose como a 280 grados, y el autobús se detuvo como a un metro de la camioneta, por las fotos vimos que el vidrio de mi ventana estaba intacto, las bolsas de aire no se abrieron, mi esposa estaba orando en lenguas. el tanque de gasolina se abrió, el combustible goteaba. pronto llegó la ambulancia, nos llevaron a Cuernavaca a un hospital, nos sacaron radiografías y ultrasonidos, llegó el gestor del seguro y pidió mi declaración, llegaron mis hijos Edna y Zab; Edna se fue con el gestor para ver a los afectados y llegó el perito de la policía federal, también le firmé una declaración, el oficial fue muy gentil y me tranquilizó con respecto a los daños a la autopista.Cuando regresó Edna nos platicó que al principio los federales estaban presionando mucho, ella iba orando en lenguas y tomo dominio sobre sus mentes sometiéndolos a la obediencia de Cristo, se puso de acuerdo con el del trailer con respecto a la grúa de arrastre de su tractor y las salchichas, pagó una parte, después regresó con la policía, y le dijeron que si todo se había arreglado, no me iban a consignar al MP, que podía ir por nosotros al hospital, todo estaba resuelto, sin multas ni cargos. mi ultrasonido, aunque no detectó problemas por el accidente, detectó un tumor en el riñón izquierdo de 28.4 mm y arenas en ambos riñones, algo que no sabía, pero que ahora podemos orar por ello. Mis hijos Noemí y Eliseo nos hablaron, estaban orando y al pendiente. Justo en el momento del accidente, el hermano Miguel Pérez se encontraba en una reunión en una iglesia de Morelia, cuando Dios le dijo que orara por nosotros y hablara con Zab, quien le platicó que nos habíamos accidentado en la carretera, pero que no sabía la gravedad, que Edna estaba en eso y que ambos saldrían para localizarnos y le informarían, el hermano estaba dispuesto a ir a Cuernavaca para vernos, pero no fue necesario. Dios le avisó para que orara por nosotros. ¡Gloria a Dios!Regresamos a casa muy agradecidos, habíamos visto la mano de Dios en todo. Edna tomó fotos de la camioneta después del arrastre y pongo unas para que puedan apreciar la mano de Dios, que nos permite seguir acá con el único motivo de servirle y acabar nuestra carrera con gozo. El domingo siguiente tuvimos la Cena del Señor en la iglesia y pude predicar y testificar de la bondad de nuestro amado Señor. Hay cosas que resolver, pero estamos aún aquí, gozosos y dispuestos, agradecidos y comprometidos con el dueño de nuestras vidas. ¡Aleluya!...